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Sobre el Estructurista

Ignasi Codina es un ingeniero estructural y de Caminos, Canales y Puertos con más de 10 años de experiencia en obra civil y edificación. Especializado en el diseño, evaluación y dirección de estructuras singulares, ha liderado proyectos para organismos como Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya e Infraestructures.cat en BSB Estructures d’Edificació i Ponts S.L. Apasionado por la protección contra el fuego desde sus estudios, en 2024 amplió su área de trabajo para optimizar el uso de pinturas intumescentes, ofreciendo soluciones seguras, eficientes y sostenibles en la protección de estructuras.
Mandaba un ejército hoplita. Y como buen general, quería proteger a mis hombres.
Ordené reforzar sus escudos con una capa extra de bronce. Pensé: «más protección, más seguridad». Pero no fue así. Durante la marcha, los escudos pesaban más. Las filas se abrían. Los hombres sudaban. Y cuando llegó la batalla, ya no quedaban fuerzas. Habíamos protegido demasiado… y mal. Perdimos la guerra antes de empezarla.
Esa derrota me acompaña todavía. No fue un error de cobardes, ni de inútiles. Fue el error clásico del que quiere hacer las cosas bien… y se pasa de frenada. Puse bronce de más. Lo que parecía proteger, solo encareció el problema. Ganamos menos, perdimos más. Y lo peor: fue por precaución mal calculada. Por miedo a quedarme corto, me pasé de largo.
Soy Ignasi Codina, ingeniero de Caminos e ingeniero estructural. Y durante años, como estructurista y proyectista, también puse «bronce de más» en muchos proyectos. Porque, como general, no quieres quedarte corto. Pero a menudo lo que sobra, pesa.
En 2015, calculé por primera vez la protección contra incendios en un apeo de pilares en Paseo de Gracia. Era un trabajo concreto, técnico, casi invisible. Pero marcó el inicio de una especialización que con el tiempo me llevaría a un cambio de enfoque. Desde entonces, he participado en la protección de estructuras metálicas en edificios y estaciones. He trabajado calculando estructuras para organismos como FGC, Infraestructures.cat, Diputación de Barcelona y otros que exigen rigurosidad y responsabilidad en cada decisión proyectada.
Pero fue en 2023, redactando una protección R180 con pintura intumescente en un forjado de gran masividad, cuando me di cuenta de algo que ya venía sospechando: muchas veces, por no calcular bien, aplicamos más protección de la necesaria. Muchos aplicadores dicen: «este perfil no puede alcanzar R180». Pero yo sabía que, bien calculado, sí podía. La clave está en calcular la temperatura crítica real del perfil, no asumir siempre los 500 °C genéricos. Porque si no, sobredimensionas. Y eso significa:
- Más pintura
- Más horas
- Más coste
Más recursos sin mejora real. Gastar bronce innecesariamente en mi protección. Y a escala de obra, eso no es solo ineficiencia. Es perder competitividad. Es generar desconfianza. Es dejar de ser ingeniero para pasar a ser decorador técnico del miedo.
En 2024 decidí actuar. Me uní a varios aplicadores de protección pasiva para ayudarles a reducir gastos innecesarios sin comprometer la seguridad. Les ofrecí cálculos detallados, personalizados, y les ayudé a justificar técnicamente lo que muchos intuían, pero no sabían cómo demostrar. Como en la historia del general hoplita, aprendí que proteger no es cargar por si acaso: es dimensionar con precisión. Es entender qué parte del escudo es esencial, y cuál solo añade peso.
Hoy me dedico a eso: optimizar la protección pasiva contra el fuego mediante el cálculo estructural. Y cada vez que reviso un plano con 7 mm de pintura donde bastarían 3,8 mm, veo esos escudos brillantes… y pesados. Escudos que se fabrican por miedo, no por cálculo. Y lo entiendo. Pero por eso estoy aquí.
¿Protegían? Tal vez. Pero también nos hacían perder la guerra. Nos hacían perder.
- Perder agilidad.
- Perder precisión.
- Perder el margen.
Y en tu próximo proyecto, quizá esté pasando lo mismo. Tal vez haya una capa de más, que no protege… solo fatiga.